- El gráfico propuesto es la representación de una cliserie que muestra de forma esquemática la distribución de los distintos pisos de vegetación en la Cordillera Cantábrica. Podemos destacar cómo la vegetación es diferente según la altitud y presenta grandes diferencias entre la cara norte y la sur.
La vertiente norte constituye la denominada “umbría” que recibe menos radiación solar y además en el caso de esta Cordillera está más expuesta a las advenciones de aire húmedo procedentes del Cantábrico; por lo que es una ladera con mayores precipitaciones y menos soleada que la sur.
En toda la vertiente norte observamos una vegetación propia de la región biogeográfica denominada Eurosiberiana. Esta vegetación está adaptada a ambientes muy húmedos, las especies presentan hojas grandes, blandas y de poco grosor. En invierno, la reducción de horas de sol provoca un “letargo” en la vegetación perdiéndose las hojas, la formación vegetal típica es por tanto, el bosque de frondosas caducifolias, similar al resto de la Europa atlántica. La densidad de la masa boscosa dificulta la entrada de la luz solar, por lo que hay un menor desarrollo del estrato arbustivo y en el suelo del bosque prolifera un manto de hierbas o helechos verdes e higrófilas. Al ser un área de montaña, en ocasiones puede que los afloramientos rocosos dificulten el enraizamiento de los árboles y se formen encharcamientos que favorecen los prados naturales
El piso basal se extiende en esta vertiente hasta los 600 metros de altitud y, como observamos en el gráfico, está ocupado por las carballedas. El carballo (quercus robur) es el típico roble atlántico, que necesita una gran humedad y no soporta temperaturas demasiado bajas, por eso desaparecen al ascender en la montaña. Se trata de una especie de gran porte cuya madera ha sido muy explotada, su extensión ha sido repoblada en ocasiones con castaños.
El piso montano en la ladera norte se prolonga desde los 600 m. hasta los 1700 m., vemos en el gráfico que está dominado por los hayedos. El haya (fagus sylvatica) es una especie típica de la región Eurosiberiana, necesita precipitaciones elevadas y frecuentes y una gran humedad del aire por lo que le son muy favorables las nieblas y los intensos rocíos; donde encuentra estas condiciones forma bosques monoespecíficos, como es el caso de la Cordillera Cantábrica, si no, puede constituir bosques mixtos mezclándose con robles, fresnos, arces, tejos, acebos…Los hayedos también han sido sometidos a una explotación abusiva.
Entre los 1700m. y los 2200 m. en la vertiente norte encontramos el piso subalpino, donde las bajas temperaturas y el menor espesor del suelo impiden el crecimiento de los árboles, por lo que, como se aprecia en el gráfico, encontramos un matorral de sustitución denominado landa. Las landas están dominadas por los brezos pero también pueden aparecer algunos ejemplos de matorrales espinosos como endrinos o enebros.
La cúspide de la montaña, por encima de los 2200 metros constituye el piso alpino, son zonas que pasan gran parte del año cubiertas por la nieve y sólo permiten el crecimiento de pastizales alpinos, psicroxerófilos, durante el verano.
La ladera orientada al sur es la denominada “solana” recibe mayor número de horas de sol, además se encuentra a sotavento de las masas de aire cargadas de humedad que vienen del Cantábrico, por lo que las precipitaciones disminuyen de manera notable en relación con la vertiente norte. Estas diferencias provocan que la cliserie, como se observa en el gráfico, presente características distintas. Cabe destacar que en esta vertiente, que es la perteneciente a Castilla y León, vamos a encontrar especies propias del ámbito Mediterráneo como la encina y según ascendamos aparecen otras de tipo Eurosiberiano como el haya, es decir, vemos una transición entre los dos tipos de regiones biogeografías, algunos autores denominan a estas zonas de transición Dominio Submediterráneo, y está presente en las montañas del interior y en las zonas elevadas de la Meseta Norte.
El piso basal de la vertiente sur alcanza hasta los 800 metros, es por tanto más extenso que en la ladera contraria y encontramos una especie muy diferente: la encina (quercus ilex), característica de la Región Mediterránea, muestra adaptaciones a los ambientes más secos: las hojas alargadas y estrechas, con forma de escama y de cutícula gruesa limitando la transpiración; su aparato radicular puede llegar a desarrollarse más que la parte aérea, son árboles por tanto de mediano porte, no tan esbeltos como los carballos de la ladera contraria. Es una especie de hoja perenne ya que durante el invierno también son numerosas las horas de sol. El bosque de encinas es más aclarado que el de frondosas caducifolias y permite el desarrollo de un importante estrato arbustivo.
Entre los 800 y los 1750 metros se sitúa el piso montano; encontramos el rebollo (quercus pyrenaica) entre los 800 y los 1300 metros. Este árbol es el roble típico de las zonas Submediterráneas, presenta una característica peculiar: la marcescencia, es decir, las hojas se secan durante el otoño pero permanecen secas en el árbol durante mucho tiempo, un rasgo de transición entre las encinas perennifolias que tienen a sus pies y los hayedos caducifolios que se encuentran justo por encima. Precisamente, observamos en el gráfico cómo los hayedos de la ladera sur ocupan menos extensión, entre los 1300 y 1750 metros, duando encuentran sus condiciones apropiadas de humedad y baja insolación. Es reseñable mencionar cómo los hayedos, en las dos vertientes han sido muy explotados y en la actualidad muchas de sus áreas de extensión han sido repobladas con coníferas.
Los pisos subalpino, 1750 a 2200 metros, y alpino, por encima de 2200 metros; presentan unas características vegetales similares a la ladera norte.
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